11 marzo, 2013

“Pesadillas y temores nocturnos en el sueño de los niños y bebés”


(Articulo completo)



El tema del sueño infantil siempre suscita gran atención  ya que es un tema donde hay muchas interrogantes y pocas respuestas basadas en evidencia que respalden el actuar de muchos padres y profesionales.   Lo que sabemos, es que el sueño se ve influenciado por diversos factores ambientales y relacionales que  impactan directamente en la calidad de este. Durante el sueño, los niños procesan y ensayan lo aprendido durante el día, pueden soñar con algo que sucedió, con alguna película que vieron antes de dormir, con un juego o con alguna situación estresante que le este generando ansiedad. En este contexto pueden generarse las pesadillas y los terrones nocturnos que pueden ser persistentes o que pueden aparecer de vez en cuando en los niños, y que por sí solas no hablan de un problema psicológico.  De todas maneras,  es necesario informarse para saber qué hacer y determinar cuando el niño requiere de atención especializada.

Las pesadillas y los terrores nocturnos son diferentes en su forma y abordaje, conocer esto es fundamental para evitar generar un problema  mayor para el niño y la familia. Las pesadillas, ocurren en la segunda mitad de la noche, son sueños desagradables que producen miedo y pánico. El niño se despierta abruptamente del sueño pudiendo recordar y describir lo soñado. Generalmente, los pequeños quedan con temor lo que puede generar resistencia para volver a dormir. En cambio los terrores nocturnos,  se presentan en las primeras horas de la noche. El terror por lo general dura entre  3 y 5 min, donde pueden gritar, llamar a sus padres con mucho pánico, incluso pueden ver cosas amenazantes tanto para ellos como para los suyos. Aunque parecen estar despiertos, realmente no lo están y es muy difícil despertarlos. Después de ocurrido el evento pueden volver a  dormir  sin miedo  sin recordar en la mañana lo sucedido a diferencia de las pesadillas.

 Primero que todo es pertinente evaluar las condiciones generales en las que está durmiendo el pequeño, si su pieza está lo suficientemente temperada o fresca, si le falta iluminación  o hay demasiada, mucho ruido etc. Es frecuente que el niño tenga pesadillas  y terrores como respuesta a  alguna situación estresante, como la entrada al jardín infantil, la separación de los padres, la muerte de una mascota etc. Incluso es necesario preguntarse si los pequeños están durmiendo lo suficiente ya que existe una asociación entre los terrores nocturnos y la falta de sueño. Piense si su hijo se va muy cansado a la hora de dormir o tiene actividades muy estimulantes antes de irse a la cama. A veces pequeños cambios  pueden mejorar de forma contundente estos eventos.

¿Cuál es la forma adecuada de responder frente a las pesadillas  y terrores nocturnos?
Pesadillas
·         Responder al llamado o a los gritos del niño, si es pequeño evitar decir “fue solo un sueño” ya que ellos son incapaces de diferenciar la fantasía de la realidad, esto podría hacerlos sentir incomprendidos (menores de 5 años).
·         Cálmelo y consuélelo del la forma que usualmente lo hace, meciéndolo abrazándolo, hablándole y /o diciéndole que está con él/ella.
·         Si bien la pesadilla les generó miedo, hablar de ella no lo hace y puede ser positivo para  que la fantasía de esta pesadilla no genere más temor.


Terrores nocturnos
·         Responder al llamado del niño de forma calmada, no gritarle y no tratar de despertarlo, puede que esto le cause más temor y desconcierto, además de interrumpir su ciclo de sueño.
·         Permanecer junto al niño para evitar que se golpee o se dañe.
·         Por la mañana, no intente preguntar ya que al no recordar lo que pasó, usted puede sin querer generar una ansiedad por lo que desconocen.
·          Varios autores recomiendan que si los terrores son permanentes usted haga un registro de la hora en que se producen para luego despertarlos una media hora antes. Háblele, llévelo al baño o dele un poco de agua, asegúrese que el pequeño despertó. Esto ayudará a romper con el patrón de sueño.

Si durante el episodio de terror nocturno, el niño no puede respirar o presenta convulsiones, es necesario  consultar con su médico.  Así mismo,  sí durante  el día presenta somnolencia y confusión. En el caso que las pesadillas sean persistentes a pesar de los cambios que se incorporen, o que el pequeño muestra ansiedad por el contenido de la pesadilla durante el día y muestra temor de ir  a la cama, es recomendable consultar con un especialista de la salud mental.

Recordemos que los niños pequeños carecen de las herramientas emocionales y cognitivas necesarias para manejar situaciones que les generen ansiedad o estrés. En este sentido, creo que lo más adecuado, es ver  a  las pesadillas y terrores nocturnos con ojos sensibles y comprensivos para preguntarse qué puede estar sucediendo con nuestros pequeños.



 
 Articulo presentado en la revista Mundo Celeste, Perú

Carolina González Erazo
Psicóloga Diplomada en Apego
Bebes Felices Papas Felices 


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