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El tema del sueño infantil siempre suscita gran atención ya que es un tema donde hay muchas interrogantes y pocas respuestas basadas en evidencia que respalden el actuar de muchos padres y profesionales. Lo que sabemos, es que el sueño se ve influenciado por diversos factores ambientales y relacionales que impactan directamente en la calidad de este. Durante el sueño, los niños procesan y ensayan lo aprendido durante el día, pueden soñar con algo que sucedió, con alguna película que vieron antes de dormir, con un juego o con alguna situación estresante que le este generando ansiedad. En este contexto pueden generarse las pesadillas y los terrones nocturnos que pueden ser persistentes o que pueden aparecer de vez en cuando en los niños, y que por sí solas no hablan de un problema psicológico. De todas maneras, es necesario informarse para saber qué hacer y determinar cuando el niño requiere de atención especializada.
Las
pesadillas y los terrores nocturnos son diferentes en su forma y abordaje,
conocer esto es fundamental para evitar generar un problema mayor para el niño y la familia. Las pesadillas, ocurren en la segunda
mitad de la noche, son sueños desagradables que producen miedo y pánico. El
niño se despierta abruptamente del sueño pudiendo recordar y describir lo
soñado. Generalmente, los pequeños quedan con temor lo que puede generar resistencia
para volver a dormir. En cambio los
terrores nocturnos, se presentan en
las primeras horas de la noche. El terror por lo general dura entre 3 y 5 min, donde pueden gritar, llamar a sus
padres con mucho pánico, incluso pueden ver cosas amenazantes tanto para ellos
como para los suyos. Aunque parecen estar despiertos, realmente no lo están y
es muy difícil despertarlos. Después de ocurrido el evento pueden volver a dormir sin miedo sin recordar en la mañana lo sucedido a
diferencia de las pesadillas.
Primero
que todo es pertinente evaluar las condiciones generales en las que está
durmiendo el pequeño, si su pieza está lo suficientemente temperada o fresca,
si le falta iluminación o hay demasiada,
mucho ruido etc. Es frecuente que el niño tenga pesadillas y terrores como respuesta a alguna situación estresante, como la entrada
al jardín infantil, la separación de los padres, la muerte de una mascota etc.
Incluso es necesario preguntarse si los pequeños están durmiendo lo suficiente
ya que existe una asociación entre los terrores nocturnos y la falta de sueño.
Piense si su hijo se va muy cansado a la hora de dormir o tiene actividades muy
estimulantes antes de irse a la cama. A veces pequeños cambios pueden mejorar de forma contundente estos
eventos.
¿Cuál es la forma
adecuada de responder frente a las pesadillas
y terrores nocturnos?
Pesadillas
·
Responder
al llamado o a los gritos del niño, si es pequeño evitar decir “fue solo un
sueño” ya que ellos son incapaces de diferenciar la fantasía de la realidad,
esto podría hacerlos sentir incomprendidos (menores de 5 años).
·
Cálmelo
y consuélelo del la forma que usualmente lo hace, meciéndolo abrazándolo,
hablándole y /o diciéndole que está con él/ella.
·
Si
bien la pesadilla les generó miedo, hablar de ella no lo hace y puede ser
positivo para que la fantasía de esta
pesadilla no genere más temor.
Terrores nocturnos
·
Responder
al llamado del niño de forma calmada, no gritarle y no tratar de despertarlo,
puede que esto le cause más temor y desconcierto,
además de interrumpir su ciclo de sueño.
·
Permanecer
junto al niño para evitar que se golpee o se dañe.
·
Por
la mañana, no intente preguntar ya que al no recordar lo que pasó, usted puede
sin querer generar una ansiedad por lo que desconocen.
·
Varios autores recomiendan que si los terrores
son permanentes usted haga un registro de la hora en que se producen para luego
despertarlos una media hora antes. Háblele, llévelo al baño o dele un poco de
agua, asegúrese que el pequeño despertó. Esto ayudará a romper con el patrón de
sueño.
Si
durante el episodio de terror nocturno, el niño no puede respirar o presenta
convulsiones, es necesario consultar con
su médico. Así mismo, sí durante
el día presenta somnolencia y confusión. En el caso que las pesadillas
sean persistentes a pesar de los cambios que se incorporen, o que el pequeño
muestra ansiedad por el contenido de la pesadilla durante el día y muestra
temor de ir a la cama, es recomendable
consultar con un especialista de la salud mental.
Recordemos
que los niños pequeños carecen de las herramientas emocionales y cognitivas
necesarias para manejar situaciones que les generen ansiedad o estrés. En este
sentido, creo que lo más adecuado, es ver
a las pesadillas y terrores
nocturnos con ojos sensibles y comprensivos para preguntarse qué puede estar
sucediendo con nuestros pequeños.
Articulo presentado en la revista Mundo Celeste, Perú
Carolina González Erazo
Psicóloga Diplomada en
Apego
Bebes Felices Papas Felices
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