26 abril, 2012

"Como lograr que los niños sean más independientes"


Vivimos en una sociedad en que es bien visto que los niños sean independientes, seguros y maduros,  pero ¿qué entendemos por  ser independiente? Por una parte,  creo que  el desarrollo de habilidades de acuerdo a la edad del  niño es muy positivo, por ejemplo, que los niños aprendan a lavarse las  manos, vestirse, comer etc.  Me parece bien incentivar  el desarrollo de este tipo de habilidades porque mas allá de la actividad concreta estimulamos el desarrollo psicomotor,  pero ojo, depende de la  edad  y las características particulares del niño o el bebé. A veces me preocupa ver que un bebé de 6 meses (habitualmente) se tome solito su leche afirmada por un paño, creo que esto tiene más que ver con la comodidad del cuidador o la madre que otra cosa.

Por otra parte, está la independencia emocional,   la que también es muy reforzada socialmente. Por ejemplo,  en una reunión social  escuchamos buenos comentarios del  bebé de 8 meses que  sólo se ríe, pasa de brazo en brazo sin reclamar  y sin extrañar a la madre,  todos dicen “que rico el bebé, ni molesta…”, lo que me hace pensar ¿Qué hay realmente detrás de este tipo de exclamaciones o afirmaciones? Para mí, un mal entendimiento de lo que la independencia es y  su desarrollo natural.

La ciencia de los bebés desarrollada en los últimos 30 años vino aportar al entendimiento de estos,  que  son mucho más complejos de lo que se pensaba y  que sus características particulares más la crianza dará como resultado un desarrollo particular. No son una tabla raza a la que se les va a moldear según la conveniencia de los padres. Así mismo este nuevo conocimiento  nos aporta que la independencia se logra con muchas experiencias de dependencia,  el bebé y luego el niño adquirirá progresivamente con nuestra ayuda, habilidades que le permitirán de a poco necesitarnos  menos. Pensemos en lo siguiente: cuando son muy bebés  uno debe alimentarlos, sacarle los gases, luego comienzan a comer con nuestra ayuda, luego solitos, comienzan a saber cuando tienen hambre, qué quieren de comer cuando son más grandes, luego buscar su propia comida  y prepararla para ellos y a otros cuando son adolescentes. De esta misma manera se logrará la independencia emocional, muy de apoco, paso a paso,  hasta cuando somos grandes y tenemos nuestras propias familias  y/o hijos.

Este es el camino largo, y claro el difícil, pero forzar a los niños pequeños a que no nos extrañen, ni nos necesiten tendrá consecuencias en el desarrollo emocional. Probablemente el niño se adaptará, no mostrará grandes signos de extrañarte o necesitarte y se verá muy grande y seguro. Lamentablemente la evidencia nos dicen que estos niños forman apegos evitantes,  que de adultos se caracterizaran por tener  un modelo interno donde otorgan importancia a la realización personal y la autoconfianza a costa de perder la intimidad con otros, desvalorizando la importancia de los vínculos afectivos. Las consecuencias son en realidad para ese adulto que le costara mantener relaciones, formar pareja o mantener una familia.

Estoy segura que todos queremos lo mejor para nuestros hijos, tanto ahora como en 30 años más, por tanto los invito a tener paciencia esa dependencia de hoy es la seguridad,  la independencia y la salud emocional de tú hijo en el futuro.


Carolina González
Psicóloga


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